CRÍTICA DE 127 HOURS

Aaron Ralston (James Franco) es un aventurero que cree conocer como la palma de su mano los bellos y peligrosos cañones de Utah. No duda en lanzarse a tumba abierta con su bicicleta, alcanzando velocidades increíbles, y siempre que tiene ocasión se zambulle en los lagos de las profundidades en compañía de chicas que admiran su valentía.


Pero, un día, la frenética excursión de Aaron termina de manera dramática: resbala por un precipicio, cae al vacío y queda atrapado entre dos rocas, a cientos de metros de la superficie. Casi habría sido mejor estrellarse contra el suelo en lugar de sufrir esa terrible agonía.

Durante las 127 horas siguientes, Aaron reflexionará acerca de su vida, de sus experiencias y de todo lo que aún le queda por hacer. Y entonces tomará una decisión sorprendente que hará que nos preguntemos qué seríamos capaces de hacer nosotros en una situación límite como la suya.


CRÍTICA

Cuando se acerca la temporada de premios siempre hay varios títulos que parten como favoritos, en algunos casos beneficiados porque entre sus creadores esten ganadores en anteriores ediciones, lo cual puede ayudar a conseguir alguna nominación (cuando no premio). Eso en ocasiones funciona y en otras no tanto (por ejemplo Clint Eastwood ha sido un director cuyos films siempre se han estrenado con teóricas esperanzas Oscarísticas pero cuya suerte ha sido desigual, siendo ignorado en momentos de gran brillantez) En el caso de Danny Boyle sus esperanzas de premio para este film radican en el éxito que consiguió hace un par de temporadas con Slumdog Millionaire, pero mientras que en aquel caso si se podía argumentar que se estaba sobrevalorando un film ante todo correcto y bastante destacable (pero sin llegar a la maravilla que algunos vieron) en estas 127 horas nos obsequia con un argumento digno de TV movie elevado a la altura de obra maestra (casi-casi).... y la verdad es que tampoco es para tanto.

Con esto tampoco quiero tirar por tierra un film que nos vuelve a narrar la eterna lucha del ser humano por sobrevivir, incluso en las peores condiciones. Si bien por momentos el estilo (que no la forma) pueden recordar a films como Viven, el mayor parecido lo tendría con el reciente estreno de Enterrado (Buried) con quien comparte el esquema de un único actor en un único escenario. Lo que pasa que mientras en el film de Rodrigo Cortés eso era fidedigno (me refiero a lo de UN personaje en UN único sitio) aqui Boyle nos obsequia con un prólogo y epílogo donde el protagonista estará con más seres humanos, pero todos ellos meros secundarios del nudo central del relato, donde la única persona en pantalla es el personaje de James Franco.

¿Qué diferencia a esta película con, por ejemplo, la mencionada Enterrado? Pues que Danny Boyle consigue entretener mejor partiendo de una premisa más o menos parecida, si bien juega en su contra el tratarse de un hecho real el cual (a la mínima que el espectador averigue) sabrá cual fue el final del mismo. Eso provoca muchos momentos previsibles en el desarrollo del relato (por poner un ejemplo, es evidente que el agua será un bien escaso durante todo el encierro, y que la poca con la que cuenta en algún momento dado acabará por perderla) si bien también se consiguen situaciones realmente inquietantes en donde el protagonista luchará no sólo por su supervivencia sino por su misma cordura.

¿Puede ser entretenida una película de estas características? En principio la papeleta es dificil, pero Boyle juega con los flashbacks y otros trucos visuales, animando algo un relato que quizás se hubiera hecho anódino con solo un personaje y un escenario (como se hizo en la antes citada de Enterrado) A diferencia del film de Cortés, al que también podría acusársele de ciertas licencias poco creibles en la situación planteada, aqui el tramo central del film si se hace realista en su tragedía, mérito también achacable a la labor de James Franco, si bien su personaje es lo suficientemente jugoso como para que cualquier actor con dosis mínimas pudiera sacar el mejor partido del mismo.

LO MEJOR: Que la película entretenga con sólo un personaje y un escenario durante una hora y media, también la duración justa para no aburrir al espectador. Además la actuación de James Franco, que tiene sobre sus hombros el peso del film, saliendo del mismo con nota muy destacable. También parte del mérito recae en el director, que sabe jugar con los elementos a su favor (pese a algún que otro exceso)

LO PEOR: Las historias basadas en hechos reales son por regla general (y salvo contadas excepciones) simples TV movies elevadas a los altares dependiendo de quien esté detrás de ellas. En este caso si no fuera por su director y su protagonista, este podría haber sido el ejemplo de cualquier telenovela de tres a cuatro (y en el fondo no deja de ser el enésimo ejemplo de la lucha del ser humano por sobrevivir, incluso en las peores condiciones).
Texto por: El Chacal.